8.22.2011

Lina.

La primer historia que nos suelen contar inicia con un caballero buscando a su princesa, no importa que cuando nos cuentan tal historia estemos en la época que besar una niña nos de asco a pesar de que así nos despidamos de nuestras mamás.

No tiene sentido pero así nos imaginamos, luchando contra monstruos de diferentes clases buscando rescatar a aquella, la que a corta edad ya identificamos como la bonita del curso.
En mi caso, Lina. Vaya que maté dragones buscando defenderla, no importaba que fueran monstruos que a ella no le importara tener detrás. Ella era mi princesa, así se considerara una plebeya.

Un dragón en especial se especializaba en bloquear mi camino a pesar de no cuidarla a ella. Era especializado en fuerza más que en aprovechar las propiedades mágicas que poseía y eso hacía que cierta inseguridad se me apareciera, no tenía ni idea cuándo él me iba a atacar con todo su potencial, sin embargo...

Un puñetazo. Valió la pena? Claro, dolería sólo si es una cachetada de ella, no de su dragón. Nunca atacó con todo su potencial, pero el quedarme esperando que lo hiciera bastó para llamar que sólo con su fuerza pudiera derrotarme.

Lina, ¿dónde quedaste después de que mi mundo dejó de dar vueltas después de aquel puñetazo?

Sólo sé que el dragón sucumbió por inteligencia, pero de mi princesa y de aquel beso que añoraba al final, nunca supe nada.

Tal vez estamos hechos para combatir, más que para recibir ese beso al final.

8.19.2011

¿Y si..?

Sábado, 8:12 A.M., Septiembre 2005.

¿Qué hago tan temprano con los ojos abiertos buscando figuras en el techo? Ella, por supuesto. Nunca creí que ver el reflejo de la luna sobre un lago pudiera tener tanto efecto en mí.

Nunca fui una persona rumbera, menos para eventos universitarios, nada más recordar que la noche pasada estaba con ella y por ella me hace sacar una sonrisa, de lo que una traga puede generar.

Caía la tarde, entre números y símbolos me sumergía con ella, mi fama de inteligente hizo que ella me notara por encima del grupo para aquel trabajo, sin darse cuenta que yo sólo improvisaba y sólo desarrollaba las ideas que ella proponía; ella era la inteligente por encima del grupo.

Oscureció y era la manera de parar el trabajo por hoy, sólo quedaría caminar a buscar transporte para separar nuestros caminos.

Fue ahí donde me di cuenta del frío que hacía, de la soledad que nos abrazaba a los 2 y sobre todo de la luna que se abrazaba con el lago. Al lado su tez blanca sonriéndome. Era el pico perfecto para darme que más de gustarme me encantaba ella.

¿Besarla? Por supuesto que lo deseaba, ¿posible? No lo creo… todavía.

- ¿Y si salimos a tomar algo? -

Mi corazón saltó. La luna había bajado para salir conmigo.

Tragos, palabras, motivaciones, cervezas, deseos. La noche avanzaba y todo lo que ella decía lo devoraba y lo admiraba. Nuestras mentes se desconectaron, de repente yo era el lago y ella era la luna que cada vez bajaba más, hasta unirnos.

Beso, sí, uno solo que duró hora y media.

Hora y media pasó entonces, volvimos a la realidad, la luna sólo volvería al lago si se viera desde el mismo ángulo, acción que no habría poderse repetir.

Hora y media en el que tuve la luna, la saboreé y me quedé en su lado oscuro, conociendo todo lo que muchos desean pero suertudos como yo tendríamos el placer.

Hora y media, hora y media sólo duraría de verdad en su vida.

Aquella musa de tez blanca se iría, para nunca más volver.

Ahora sólo me la imagino que viajará y sólo sabré de ella con migajas, aquella, mi musa universitaria. Aquella luna de desierto, que fue de dónde el lago se imaginó que estaría en unos años.

8.09.2011

¡Escribe!

¡Escribe! Tienes 15 minutos para plasmar en palabras lo que sea que esté en tu cabeza, ¿entiendes? 15 minutos, no te otorgo más.

¿Es en serio?

Por supuesto que es en serio y ya has perdido 1 minuto, tu verás cómo aprovechas los restantes 14…

Son tantas cosas que pueden pasar en 15 minutos, una vida puede cambiar infinitas veces en ese lapso; un hechizo puede ser concebido, traducido e inagurado con facilidad en ese tiempo. Se puede enamorar o desenamorar cantidades de veces, incluso he estado enamorado y desenamorado en ese espacio de tiempo.

¿Sabes qué sería lo triste de ese lapso de infinitas posibilidades? Que el último medio minuto defina que los 15 minutos terminarán en desastre.

De nada sirve el juego previo si el acto principal no cumple al menos con lo básico, ¿o no?

Pero, ¿por qué el pesimismo? Si todavía me queda la mitad del tiempo, supongo que no supe utilizar todo el tiempo que se me dio, pecar de precocidad.

¡Momento!

¡¿Qué?!

Si hay algo en narrativa que puede demostrar el cambio de 15 minutos es la muerte, siempre y cuando sea en la narrativa.

Hace poco leí que una buena muerte se basa en el castigo de una acción no necesariamente previa a la muerte, seguida de un acto de reflexión para entender al error que llevó a esa muerte. Finalmente, y lo que hace que haya valido la pena, es la oportunidad de redención al castigo de la muerte.

¡Momento! ¡No estoy impartiendo un párrafo religioso! Por eso dije que muerte en la narrativa, escoja usted, mi lector imaginario, su medio preferido.

3 minutos…

… … … A veces la mejor manera de pasar 15 minutos es detenerse y sentir el mundo seguir.

Sería melodramático ahora decir que he encontrado mi redención y terminaré este escrito en una manera feliz. No, no lo haré.

Terminaré este escrito en la mejor manera en que ese último medio minuto me podría definir… tranquilo.